La Ciudad de México, conocida por su densa mancha urbana, es el hogar de un grupo de apicultores que enfrentan desafíos significativos para mantener sus colmenas y la producción de miel.
Este año, el reverdecer de las laderas de los cerros y las flores de color amarillo marcan un período crucial en la apicultura chilanga. Paola Fernández, una apicultora de la CDMX, señala que esta temporada de floración es única y depende en gran medida de las condiciones climáticas y del suelo de la región.
El fenómeno de floración, que ocurre solo una vez al año, es fundamental para la producción de miel. Sin embargo, la sequía y la expansión de la mancha urbana representan desafíos significativos para los apicultores de la capital del país.
Norberto Ruiz, otro apicultor de la zona, destaca cómo la falta de lluvia ha afectado la producción y el futuro de la industria de la miel en la región.
A pesar de los obstáculos, un grupo de 25 apicultores en la alcaldía Tláhuac se mantiene firme en su esfuerzo por preservar la apicultura en la ciudad.
La sequía, la deforestación y la falta de conocimiento en la población sobre la existencia de apicultores en la capital son desafíos a los que se enfrentan. Paola Fernández y Norberto Ruiz esperan que con el apoyo de la sociedad, la industria de la miel en la Ciudad de México pueda tener un resurgimiento. La miel, como la describen, es vida.